lunes, 31 de agosto de 2009

El beneficio de ser cuestionados

Una de las mejores cosas que le pueden suceder al cristiano es que lo cuestionen.

Es evidente, como se aprecia en la práctica, que la mayoría de nosotros no agradece que pongan en duda sus convicciones, pero si somos honestos, debemos admitir que nos están obligando a pensar mejor, y esto, a la larga, constituye un favor.

Encerrarnos y reunirnos exclusivamente con personas que piensan tal como nosotros puede ser muy cómodo, pero como muchas veces tenemos la tendencia a llenar nuestros vacíos intelectuales con lo que queremos creer en lugar de lo que debemos saber, es útil que estemos dispuestos a salir de nuestra “zona de seguridad”.

Yo entiendo que, en las iglesias, los líderes teman tanto que sus parroquianos se vean expuestos a ideas contrarias. Sin embargo, la forma de cuidarlos no consiste en vendarles los ojos, sino en informarlos con lo que es pertinente y motivarlos a razonar.

El gran problema de esto, sin embargo, es que a veces el líder puede caer (voluntaria o involuntariamente) en abusar de la buena fe de sus oyentes recurriendo a argumentos débiles que apelan más al sentimentalismo que a la razón, y, por su parte, la congregación no querrá caer en la “impiedad” de poner en duda lo que diga el líder.

¿Cuál es la solución, entonces? Salir. Interactuar con gente que no tiene la obligación de asentir a todo lo que uno le diga y que, de hecho, muchas veces lo cuestionará frontalmente. Eso, con el tiempo, probará ser lo más provechoso.

Podrá suceder que, en diversas ocasiones, uno salga de la conversación con la sensación de que no lo hizo bien, pero si eso sucede, será una señal de que hay algo en lo cual debemos trabajar y que nos hará ser mejores si sabemos sacar provecho de ello (por ejemplo, dos áreas que han sido claves para mí tienen relación con mi carácter y con algunos de mis argumentos).

¿Qué podemos perder? Si nuestro verdadero interés es llegar a la verdad, será bueno que alguien nos muestre que estamos equivocados. Y si estamos en lo correcto, será una buena oportunidad para compartir la verdad con otros. ¿No es eso lo que debería hacer un cristiano?

Por supuesto. Y es, en cualquier caso, lo mismo que debería hacer también un no cristiano.

3 comentario(s):

Edith dijo...

Migo!!! tamos en la misma frecuencia. Me pasa idéntico!!!. Es más que genial ese hecho: el vivr en el mundo real y no solo encerradito con gente que nada cuestiona, ¿qué aprendemos ahí sobre la fe, vivir la fe? o que cosa podemos dialogar con personas que estén fuera de ese círculo tan pequeñito, si no sabemos lo que realmente piensan, lo que realmente les pasa? Así no se puede ser luz, ni tampoco puedes saber si tu luz alumbra o no. (Ultimamente han sido cuestionados todas mis creencias muy heavy, y es obvio que eso es un gran aporte, ni te imaginas) Ya eso no mas. Un abrazo, ya hablaremos, nos vimos, chau.

Anónimo dijo...

Desde mi humilde perspectiva, le has dado en el clavo; no me canso de decir que la única forma de evitar la DEFORMACIÓN es trabajar en la FORMACIÓN, y esto requiere tiempo, estudio, oración, valor, sudor y lágrimas.
Que por sobre todas las cosas la gloria de Dios se refleje en tu vida, y gracias, me hiciste "pensar" un rato; ahí nos vemos...

Chino dijo...

creo que era necesario hacer este tramite primero, pero si soy yo... el chino

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