sábado, 13 de junio de 2009

La culpa no es de la ley

Para quienes no tuvieron la oportunidad de ver el reportaje "Negociantes de la fe" que transmitió Chilevisión la semana pasada, diré como resumen que se centró en algunos movimientos religiosos cuyas doctrinas ponen énfasis en la donación de bienes económicos o dinero por parte de los feligreses. Esto, por supuesto, tiene un fundamento que da para escribir bastante, pero como hay muchos que ya lo han hecho, quiero aprovechar este espacio para mencionar otras cosas que se me vinieron a la mente (abordando, en esta oportunidad, sólo la primera).

Comenzaré diciendo que, si bien el reportaje me pareció equilibrado (pues no cayó en la tradicional tentación de meter a todas las iglesias en el mismo saco), me inquietó al relacionar varias veces este fenómeno con la Ley de Libertad de Cultos. Lo que tiendo a pensar, entonces, es que hay que hacer una distinción. Si dicha ley es vista como protectora de estas religiones, admito que es verdad, pero hago notar que es igualmente protectora de otros cultos que, a mi juicio, son verdaderamente cristianos. Ahora, si se ve la ley como responsable de que estas religiones ingresen a nuestro país, estaría de acuerdo sólo en la medida en que esta responsabilidad se entienda como basada en haber hecho posible el ejercicio de estas religiones, no en crearlas. Lo que quiero decir, en el fondo, es que no podemos culpar a la ley de haber inducido a adoptar estas prácticas, sino a la forma en que la gente razona, y a lo que hay, finalmente, en su corazón. Es ahí donde debemos centrarnos si queremos rastrear el origen de estos movimientos (continúa en la entrada titulada Cuando hay que desatornillar, los martillos no sirven).

2 comentario(s):

samuel dijo...

hola! te felicito por el blog, me parece buenísimo.
Y quería agregar el hecho que es verdad que la culpa no es de la ley, totalmente de acuerdo...
Sólo quería saber su opinión en otro sentido, por ejemplo en mi país, perú, estamos pidiendo la ley de igualdad religiosa.
Y bueno, los puntos que se discuten entre muchos es que la iglesia evangélica, a la cual pertenezco, es en muchos casos muy informal ante la ley.
También que nuestra estructura interna, es decir, la elección de nuestros pastores, no tiene un orden muy claro.
Son puntos antes los cuales debo decir que me parecen ciertos.
Igual, creo y espero, que la ley producirá un deseo de nuestras congregaciones de poder estar alineados con la ley...
Dado el tema, le pregunto si cree usted que exista una forma de organizarnos en una fé con tantas denominaciones y puntos de vista tan diversos?
Gracias.
Saludos

Cristian dijo...

Hola Samuel; muchas gracias por tus comentarios. Me alegra que te guste el blog.

Me llama la atención lo que planteas porque creo que es bastante cierto: Generalmente la organización de las iglesias tiende a ser demasiado informal y no sólo en tu país sino en muchos lugares más. Esto, como bien señalas, se manifiesta tanto en el aspecto legal como en la estructura interna de las iglesias.

Espero que en Perú puedan conseguir la aprobación de una ley de igualdad. Tu preocupación es perfectamente comprensible y creo que efectivamente en la mayoría de los casos es difícil poner de acuerdo a tantas denominaciones. Sin embargo, lo que parece imposible, a veces puede suceder; las iglesias pueden aunar sus fuerzas si asumen que dicha unificación es estrictamente legal y no pone en riesgo sus confesiones de fe.

Cuando en Chile se buscó la promulgación de la ley, las iglesias entendieron esto. A tal punto se dio esta flexibilidad, que incluso se sumó una denominación declaradamente anti-ecuménica que habitualmente se enorgullece de no mezclarse con las demás. Yo no lo hubiera creído si no lo hubiese visto, pero después de presenciar algo así, dejé mi escepticismo a un lado.

En cualquier caso, no debemos olvidar que es Dios quien dirige los acontecimientos (Proverbios 21:1). Debemos pedirle las cosas a Él y, si Él quiere hacer que sucedan, no habrá nada que pueda impedírselo.

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