Actualmente, es cada vez más frecuente que las personas se refieran a la verdad como si ésta fuese relativa. En la televisión, por ejemplo, no es raro que dos personas se contradigan al relatar algún hecho y, luego, en lugar de reconocer que por lo menos una de las dos está equivocada, terminen validándose mutuamente, diciendo "Bueno, esa es tu verdad".
Antes, lo frecuente era que alguien dijera "Esta es mi verdad" cuando quería narrar su historia personal. Sin embargo, a la luz del contexto, uno podía entender que dicha historia era una parte de la verdad y no una verdad diferente.
Ahora, ¿qué pasaría si un niño, en la escuela, insistiera en decirle a su maestra que 2+2=3? ¿Podría librarse de ser reprobado diciéndole "Bueno, 2+2=4 es su verdad, pero no la mía? ¿Podríamos sentirnos tranquilos si ese niño relativista fuera aprobado y acabara convirtiéndose en un ingeniero constructor de puentes?
No, definitivamente, la verdad no es cuestión de gustos.
3 comentario(s):
lo curioso es que a la hora de poner en palabras una postura relativista con respecto a la verdad, no queda otra que hacerlo por medio de absolutos del tipo: "la verdad es relativa", o bien, "no existen los absolutos"... qué oxímoron más grande!
Claudio G.
Existe la verdad verdadera (que nadie conoce y existe la verdad individual (de cada uno) Y existe la verdad concensuada o verdad acordada. El caso de 2+2=4 es una verdad concensuada.
Saludos
PD: en derecho existe la verdad verdadera (lo que ocurrio) y la verdad procesal (lo que consta en catas y folios)
En el caso de 2+2=4, tiendo a pensar que el consenso afecta a los términos que usamos para definir la verdad, pero no al fondo o "verdad verdadera" que se pretende representar. Las fórmulas de la física no sostienen a los puentes, pero la realidad que representan es objetiva, no consensuada (¿se entiende?).
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